École Normale Supérieure LSH (Lyon)

Cours de Carlos Heusch

L2: ThŽorie de la littŽrature 1, la poŽsie

III. Poes’a de Òclerec’aÓ

Presentaci—n del gŽnero

                        Durante mucho tiempo, nuestra percepci—n del gŽnero poŽtico medieval conocido como Òmester de clerec’aÓ (mŽtier de clergie) ha quedado condicionada por una especie de autodefinici—n genŽrica que aparece en uno de los textos conservados m‡s antiguos. Se trata del largo poema narrativo llamado Libro de Alexandre cuya famos’sima y glosad’sima ÒcoplaÓ (estrofa) segunda reza as’:

 

Mester traigo fermoso     non es de joglar’a;

mester es sen pecado      ca es de clerec’a:

fablar curso rimado          por la cuaderna v’a

a s’llavas cuntadas,           ca es grant maestr’a.

      

                  Siguiendo la vieja consigna de las escuelas de que determinatio est negatio, esta primera definici—n de esta manera de hacer poes’a, o ÒmesterÓ, empieza determin‡ndose por lo que ÒnoÓ es; se define a partir de aquello a lo que se opone. La expresi—n Ònon es de joglar’aÓ sitœa de entrada este ÒmesterÓ al margen de aquel que posiblemente pudiera conocer el pœblico al que se dirig’a: el arte de los juglares, el arte de aquellos cantores, m‡s que poetas, que iban deambulando de villa en villa y de castillo en castillo, interpretando, sin duda con acompa–amiento musical, algo de escenificaci—n y mucha improvisaci—n, los cantares de los hŽroes m‡s apreciados a cambio de algunas monedas, posada y, sobre todo comida yÉ buen vino. Esta podemos suponer que era la vida de los juglares, una vida errante, considerada como disoluta y deshonesta; una vida, por tanto, asociada al ÒpecadoÓ. De ah’ que ese ÒmesterÓ que trae el poeta del Alexandre sea presentado como Òsin pecadoÓ, alejado de la vida pecaminosa de los juglares. Frente a la errancia juglaresca est‡ pues el sedentarismo clerical de este mester Òsin pecadoÓ por ser el de unos clŽrigos ’ntimamente ligados a un espacio espec’fico, como lo veremos, por ejemplo un monasterio.

Todo apunta adem‡s en la copla del Alexandre hacia la novedad de dicho mester. Primero la necesidad de presentarlo en s’ de manera metanarrativa (si fuera algo conocido del pœblico, ÀquŽ necesidad habr’a de presentarlo?), luego la expresi—n ÒtraigoÓ con la que lo nombra el poeta que sugiere la llegada de algo nuevo y desconocido, una Òaportaci—nÓ nueva y, en este caso, habr’a que decir una Òimportaci—nÓ pues, como veremos, esta poes’a es, en gran medida, adaptaci—n de modelos for‡neos: en el ÒtraerÓ del mester por parte del poeta del Alexandre est‡ ya la clave de lo que ser’a una de las mayores ÒtranslacionesÓ culturales que van a conocer las letras hisp‡nicas del momento. Poes’a nueva, por lo tanto, venida de fuera, fruto de la clerec’a y opuesta a la pecaminosa juglar’a, idea que confirma adem‡s la segunda obra de la cronolog’a de la cuaderna v’a, el Libro de Apolonio, cuya primera copla Ðque tambiŽn ha secado m‡s de un tinteroÐ habla del poema diciendo:

 

componer un romance de nueva maestr’a

del buen rey Apolonio y de su cortes’a (1c-d)

 

ÀEn quŽ ha de consistir dicha novedad de la maestr’a, m‡s all‡ de la diferencia del ‡mbito creativo en el que surge? Ah’ tambiŽn la oposici—n a la juglar’a parece cobrar toda su eficacia. Se trata, como lo dice el primer verso, de un Òmester fermosoÓ, es decir en el que se supone debemos apreciar una calidad formal que aparentemente no era la caracter’stica principal del mester llamado Òde juglar’aÓ, segœn el autor del Alexandre. ƒste ser‡ ÒfermosoÓ, es decir ÒpulidoÓ, ÒperfectoÓ, Òsin fallo o menguaÓ. El mismo poeta nos indica dicho camino de perfecci—n :

 

fablar curso rimado     por la cuaderna v’a

 

 

El ÒfablarÓ de este mester no va a tener la libertad creativa, la improvisaci—n de los cantares de los juglares, siempre cambiantes en funci—n de las diferentes interpretaciones, sino que va a estar sometido a unas reglas muy estrictas, a unas contraintes formales en las que va a residir su m‡s eficaz definici—n: expresarlo todo con versos que rimen unos con otros, buscando adem‡s la mayor rima posible, la consonancia (frente a la asonancia de las tiradas Žpicas) y dentro de una unidad que no aceptar‡ la menor variabilidad. Esa unidad invariable es la Òcuaderna v’aÓ, es decir la estrofa ÒcuadernaÓ o de cuatro versos, que se opone claramente a la absoluta variabilidad de la tirada de los cantares de gesta cuya extensi—n pod’a ir de los 4 a los m‡s de 200 versos. En esta poes’a ÒfermosaÓ cada idea deber‡ ser manifestada en s—lo cuatro versos ÒrimadosÓ, lo cual parece indicarnos tambiŽn otra de las caracter’sticas formales de esta estrofa y es su car‡cter no s—lo conson‡ntico sino tambiŽn monorrimo: una sola rima para los cuatro versos. El poeta a–ade c—mo han de ser los versos: Òa s’llavas cuntadasÓ, es decir que, contrariamente a lo que ocurre en la juglar’a, en esta poes’a nueva hay que contar las s’labas para obtener siempre el mismo nœmero de ellas: es pues un alegato en contra del anisosilabismo imperante en la Žpica, sobre todo en la castellana y a favor de la elecci—n de un verso espec’fico que por ser, al fin y al cabo, conocido de todos los oyentes de cantares no hace falta definir: el verso de 14 Òs’labas contadasÓ (mayoritario, por ejemplo, en una obra como el Poema de Mio Cid). Y el resultado de todo ello es no s—lo una poes’a ÒfermosaÓ sino una poes’a de ÒmaestrosÓ. Cada poema del mester se aparenta pues a una Òobra maestraÓ es decir aquŽlla a travŽs de la cual su autor demuestra su Òmaestr’aÓ es decir su perfecta posesi—n del oficio. Con lo cual llegamos a la conclusi—n de que s—lo esta poes’a nueva, ÒfermosaÓ y de Ògrant maestr’aÓ, deber’a poder ser considerada como ÒmesterÓ, como oficio de maestro

 

 

La clara oposici—n con la juglar’a que recorre los cuatro versos de la copla 2 del Alexandre ha dado pie a que la cr’tica distinguiera esas dos poes’as de los or’genes literarios castellanos. Una poes’a Òde juglar’aÓ con gran libertad formal y de cariz popular, que habr’a producido los cantares de gesta (los poemas Žpicos) y, por otro lado, una poes’a Òde clerec’aÓ con imperativos formales, culta (de Ògrant maestr’aÓ), que habr’a producido poes’a esencialmente religiosa con finalidades catequŽticas, en acorde con lo recomendado en el Concilio de Latr‡n (1215) que aconsejaba, entre otras cosas, el uso de la literatura para aquilatar la fe de los fieles. As’ pues esta oposici—n entre los dos mesteres ha estructurado durante a–os los cap’tulos de los manuales de historia de la literatura dedicados a la edad media. El problema es que si bien el poeta del Alexandre parec’a tener un sentimiento agudo de lo que separaba su arte nueva de la de los juglares, las diferencias con la poes’a Žpica a menudo se limitan a las consideraciones formales apuntadas por este poeta.

 

Efectivamente, la noci—n de Òclerec’aÓ es insuficiente para dar cuenta de la gran variedad de contenidos que observamos en las obras de la Òcuaderna v’aÓ. Se trata de un movimiento literario profundamente heter—clito que se extiende a lo largo de dos siglos (los siglos 13 y 14) y cuyas tem‡ticas cubren campos tan diversos como los siguientes:

Р           hagiograf’a (vidas de santos) o literatura religiosa en general (milagros, oracionesÉ);

Р           poes’a Žpica con car‡cter ÒnacionalistaÓ;

Р           literatura caballeresca (adaptaci—n del roman francŽs);

Р           parodia literaria, en particular de tem‡tica amorosa;

Р           didacticismo (miscel‡neas, paremiolog’aÉ).

 

                        Por otro lado, la distinci—n entre los dos mesteres puede llevarnos al error de pensar que s—lo la cuaderna v’a es obra de le clerec’a y que Žsta, por lo tanto, no intervendr’a en las obras Žpicas. Como ya se ha demostrado, ello es totalmente falso, pues el ‡mbito clerical es, en el marco rom‡nico, uno de los principales agentes creativos de la poes’a Žpica en su vertiente escrita. Valga s—lo recordar la tesis neo-bŽdierista segœn la cual muchos cantares de gesta se forjaron en monasterios relacionados con un hŽroe Žpico en particular. E resumidas cuentas: Òni toda la juglar’a es Žpica [É] ni toda la clerec’a es eclesi‡sticaÓ, como lo escribi— el profesor Francisco L—pez Estrada (Introducci—n a la literatura medieval, 1979, 309).

 

De ah’ que resulte hoy en d’a mucho m‡s correcto intentar comprender este fen—meno literario que arranca con los primeros a–os del siglo 13 Ðcuando podemos suponer que se plasman por escrito los grandes poemas ŽpicosÐ, a partir de la Òcuaderna v’aÓ, presente en todas las obras, antes que a partir de la noci—n algo polŽmica de Òmester de clerec’a.

 

La mejor definici—n de este gŽnero sigue siendo, pues, esencialmente formal: estriba en la elecci—n del tetr‡stico alejandrino monorrimo (estrofas, llamadas ÒcoplasÓ, de 4 versos alejandrinos [1] Ð14 s’labas en castellanoÐ con una sola rima consonante : AAAA y cada verso dividido en 2 hemistiquios Ðgeneralmente 7+7Ð ÒllanosÓ, es decir acentuados cada uno en la 6» s’laba) que si bien es mayoritaria no es exclusiva: en algunas obras de la cuaderna v’a aparecen otras formas estr—ficas al lado de la ya citada, como los pareados (tanto isosil‡bicos como anisosil‡bicos) o los tercetos monorrimos de pie quebrado. El denominador comœn es que todas estas formas eran consideradas como cultas pues eran adaptaci—n de formas presentes en la literatura latina. La cuaderna v’a nace pues como una especie de revancha culta sobre las pr‡cticas literarias anteriores y como consecuencia de la gran translatio studii que caracteriza la Europa del siglo 13, es decir la Europa de las nuevas universidades, inspiradas por el modelo francŽs. En este sentido, se ha hablado a menudo de la influencia que pudo tener para los futuros autores de la cuaderna v’a la creaci—n de un centro de difusi—n intelectual como la universidad de Palencia donde sabemos que se form— Gonzalo de Berceo, uno de los m‡ximos exponentes de esta poes’a. Se ha comentado, asimismo, la importancia de los intercambios mon‡sticos entre Castilla y Francia de donde proviene la mayor parte de las innovaciones poŽticas de la cuaderna v’a.

 

Pero en el caso de la cuaderna v’a poes’a culta no significa poes’a elitista, reservada a un restringido grupo de iniciados. Es culta en cuanto a la Òmaestr’aÓ necesaria para su elaboraci—n, no en cuanto a su comunicaci—n ni a sus destinatarios. Efectivamente, as’ llegamos a la segunda caracter’stica de este Òmester fermosoÓ. Una de sus principales razones de ser es la divulgaci—n ÒpopularÓ (entre un pœblico de legos, de no letrados) de historias y textos acaso inaccesibles por estar escritos o conservados en lat’n. La lengua de la cuaderna v’a es siempre el ÒÉ roman paladino, / en qual suele el pueblo fablar con so vezinoÓ (Berceo, Vida de Santo Domingo): la lengua que todos hablan y todos entienden, y en esa lengua vierten los autores de la cuaderna v’a textos latinos. Y he ah’, despuŽs de la presencia (no exclusiva) del tetr‡stico, el segundo elemento comœn a todas las obras de la cuaderna v’a: son siempre en su totalidad o parcialmente la Òtranslaci—nÓ (es decir traducci—n o reescritura) en vern‡culo de una obra en lat’n que ser‡ considerada como la fuente textual Ðlo que Òdiz la escripturaÓÐ a la cual los textos de la cuaderna v’a remiten a menudo como en busca de una auctoritas que ampare a sus autores de toda cr’tica. No se sienten por tanto ÒcreadoresÓ sino ÒrecreadoresÓ, ÒtrasladadoresÓ. Como dice el mismo Berceo Òca ‡l non escrevimos si non lo que leemosÓ (Poema de Santa Oria, 91d). Y, sin embargo, en ocasiones esta actividad les propicia tal fama que no dudar‡n, en dejar bien claro en las obras sus nombres y se–as, algo verdaderamente nuevo en las letras castellanas, como en el caso de Berceo que es el primer poeta que asume su ÒyoÓ creativo ÒdentroÓ de su obra.

 

A partir de ah’ todo queda abierto en cuanto a las posibilidades de difusi—n de esta poes’a: la lectura colectiva en determinados centros mon‡sticos frecuentados por peregrinos (como San Mill‡n), como en el caso de las obras de Berceo, o incluso una difusi—n de tipo juglaresco para las obras m‡s bien Žpicas (p. ej. el Poema de Fern‡n Gonz‡lez) o ÒdisidentesÓ como el Libro de buen amor o en apoyo de la nueva predicaci—n para la que se recomiendan ÒhistoriasÓ amenas (milagros, exemplaÉ).

 

Evoluci—n de la Òcuaderna v’aÓ

                        Como ya se ha dicho antes, esta corriente literaria es heter—clita y se extiende por un per’odo bastante largo, produciendo una veintena de obras conservadas, a menudo muy distintas entre s’. En los p‡rrafos anteriores se ha intentado perfilar esquem‡ticamente lo que todas ellas tienen en comœn. Ahora bien, al entrar en m‡s detalles cabe hacer ciertas distinciones pues no basta, sin duda, con mencionar el uso de la copla cuaderna y el principio de romanceamiento de un texto latino. El uso mismo de una y otra de estas dos componentes mayores de dicha corriente poŽtica evoluciona en este largo per’odo de dos siglos, en los que Castilla conoce tantos cambios culturales, lingŸ’sticos y literarios. ÀC—mo podr’amos obviar las diferencias existentes entre una obra como el Alexandre, que se halla en los albores de la literatura romance castellana, y, por ejemplo, el Libro de buen amor, contempor‡neo de una literatura perfectamente estructurada como la del infante Juan Manuel? Y ÀquŽ decir del Rimado de palacio y su car‡cter perfectamente miscel‡neo, como lo apuntaba Francisco Rico (ÒEntre el c—dice y el libroÓ, 1997), tan profundamente distinto de esos ditados unilineales y cronol—gicos de la primera cuaderna v’a? Todo ello nos conduce a establecer, con Isabel Ur’a (2000) y otros cr’ticos, una distinci—n fundamental entre:

 

Р           una cuaderna v’a Òcl‡sicaÓ que Ur’a no duda en calificar de Òmester de clerec’aÓ o de Òescuela de PalenciaÓ y que corresponde, grosso modo, a las obras mayores del mester, compuestas en el siglo xiii y casi deber’amos decir en los reinados de Fernando III y Alfonso X (para excluir de este per’odo el principio y el final de dicho siglo);

Р           una cuaderna v’a tard’a, la del siglo 14, que acusa ciertos cambios fundamentales con relaci—n al modelo anterior, caracterizados por :

á             Una evoluci—n mŽtrica: aparici—n de la sinalefa en alternancia con la dialefa, del anisosilabismo (mezcla de alejandrinos con versos de 15 o de 16 s’labas);

á             Una evoluci—n estructural: los ep’gonos del siglo 14 admiten varias formas estr—ficas (tercetosÉ) mientras que los poemas Òcl‡sicosÓ s—lo se sirven del tetr‡stico. Adem‡s, en muchos casos, hay una libertad creativa nueva que permite a–adir otros textos a la fuente latina que se traduce, tanto es as’ que el romanceamiento puede llegar a ser algo verdaderamente secundario en el conjunto de la obra, mientras que lo esencial de las primeras obras lo constituye la traducci—n del ÒescriptoÓ. As’ se constituyen textos h’bridos, en los que cohabitan varias formas discursivas;

á             Una evoluci—n tem‡tica: las crisis del siglo 13 van determinando un esp’ritu nuevo, bastante alejado del tono moralizador y aun idealista de los autores del siglo 13. Este esp’ritu nuevo se caracteriza por la importancia del realismo desenga–ado, del pesimismoÉ y desemboca en una literatura m‡s marcadamente sat’rica, mordaz y par—dica, impensable entre los poetas de la escuela palentina.

 

Es pues indispensable en el marco de un an‡lisis de textos poder distinguir entre estos dos movimientos creativos y no caer en esa especie de ÒtrampaÓ formal que resulta la copla cuaderna.

 

Las obras del Òmester de clerec’aÓ (siglo 13)

 

Libro de Alexandre:

An—nimo, de principios del siglo 13 (probablemente entre 1220 y 1227, aunque algunos cr’ticos sitœan antes su composici—n). Obra compleja y de gran envergadura que algunos cr’ticos han atribuido a Berceo pero que, dadas sus particularidades, parece m‡s bien una obra colectiva llevada a cabo por escolares en los ambientes cultos de la temprana universidad de Palencia, en los que bien pudiera haber participado Berceo, y donde parece que se fragu— la primera escuela del Òmester de clerec’aÓ, con Berceo y los an—nimos autores de obras como el Alexandre, el Apolonio o el Poema de Fern‡n Gonz‡lez (Ur’a, 2000:193-4). Es la obra m‡s antigua conservada de la cuaderna v’a y probablemente sirvi— de modelo para las dem‡s. Las fuentes latinas que romancea el Alexandre son varias aunque la principal es el poema del francŽs Gautier de Ch‰tillon, Alexandreis (conocido a partir de 1187) y tambiŽn la versi—n francesa del mismo tema titulada Roman de Alexandre. La obra tiene como tema esencial la vida del rey de Macedonia Alejandro Magno (356-323 a.C.) y se estructura segœn la cl‡sica divisi—n cronol—gica tripartita de las tres edades del hŽroe: 1) juventud y formaci—n, donde se manifiesta el car‡cter letrado del pr’ncipe educado por Arist—teles, tema muy trillado en los textos sapienciales de origen oriental. Culmina con la investidura caballeresca del hŽroe y su coronaci—n (coplas 7-198); 2) Conquistas de Alejandro y Òdominio del mundoÓ divididas en 3 etapas: Grecia, Persia e India (coplas 199-2265) y 3) La hegemon’a de Alejandro que se manifiesta a travŽs del af‡n de saber: tras haber conquistado el mundo, Alejandro va a pretender conocerlo, investigarlo, entrando en unas v’as impenetrables que le har‡n incurrir en el pecado de soberbia y precipitar‡n su ca’da (coplas 2266-2669). El sentido del poema es doble, como tantas cosas en esta obra a caballo entre la Òclerec’aÓ y la Òjuglar’aÓ y primer gran relato de aventuras de la literatura castellana: por el lado ÒjuglarescoÓ se exalta la fama del hŽroe caballeresco, capaz de dominar el mundo (tesis de M.» Rosa Lida), pero por el lado ÒclericalÓ se puede asociar al gŽnero de la Òca’da de pr’ncipesÓ: la ca’da del emperador a causa de su soberbia cobra un valor ejemplar y moralizante, en adecuaci—n con el sentido de muchas obras de la cuaderna v’a (tesis de I. Ur’a, I. Michael, A. Deyermond et al.).

 

Libro de Apolonio:

TambiŽn an—nimo y posiblemente creado poco despuŽs del Alexandre, en el contexto hist—rico de los primeros poemas de Berceo, es decir hacia 1230, y en ese mismo contexto cultural de ÒclŽrigos entendidosÓ que podemos asociar con las preocupaciones del studium palentino, antes de que, tras la uni—n entre Castila y Le—n en ese mismo a–o de 1230, la atracci—n intelectual del nuevo reino la ejerciera Salamana, inici‡ndose as’ el proceso de decadencia de la universidad de Palencia. Su fuente principal es el relato latino Historia Apollonii Regis Tyri que es una especie de novela griega o bizantina cuya redacci—n se remonta al final de la AntigŸedad latina (siglos v o vi, aunque algunos estudiosos lo remontan hasta el siglo iii). La trama argumental sigue por orden cronol—gico los episodios de las aventuras del joven rey de Tiro, Apolonio, de nuevo un rey ingenioso, culto y muy diestro en todas las ÒartesÓ, concretamente en la mœsica. La trama argumental es algo compleja. Las vicisitudes del pr’ncipe se inician cuando descubre el secreto del rey Ant’oco, enamorado de su hija. A pesar de que Apolonio puede volver a su ciudad, Tiro, Ant’oco planea su muerte. Apolonio inicia una serie de viajes para aprender por experiencia y no s—lo en los libros. En Pent‡polis, Apolonio seduce con la mœsica a la hija del rey, Luciana, y se casan. Advertido de que ha heredado el reino de Antioquia, la joven pareja emprende el viaje. Durante la traves’a Luciana da a luz y dejada por muerta es depositada en una caja de madera para que sea enterrada de llegar a tierra firme. As’ ocurre, en ƒfeso, pero un mŽdico la hace revivir tras lo cual se encierra en un templo de Diana. Mientras tanto, Apolonio y su hija (a la que llamar‡n Tarsiana) llegan a Tarso. Apolonio deja a Tarsiana y se va a Egipto. La ni–a va creciendo, haciŽndose hermosa e intelectualmente brillante, lo cual suscita le envidia de su ni–era Dionisia quien ordena a un criado suyo que la mate en un bosque. Sin embargo la joven es robada por unos piratas y vendida en Mitilene para que ejerza la prostituci—n. Con su discreci—n natural consigue no s—lo salvar su virginidad sino convencer a su due–o de que le deje ejercer otra profesi—n, la de la juglar’a. Pasan los a–os y Apolonio vuelve de Egipto a Tarso para recuperar a su hija. Cuando le dicen que ha muerto es tanta su pena que decide volver a su patria a morir, pero una nueva tormenta desv’a el nav’o hasta Mitilene, donde Tarsiana se ha convertido en una famosa juglaresa, bajo la protecci—n de Antin‡goras, pr’ncipe de la ciudad. La anagnorisis tiene lugar entre padre e hija y Antin‡goras le pide a Apolonio la mano de su hija. Tras las bodas, los tres se embarcan rumbo a Tarso, pero siguiendo lo indicado a Apolonio por un ‡ngel viran de rumbo hacia Efeso para buscar a Luciana. En Antioquia, Apolonio ofrece a su yerno el gobierno del reino y luego se marcha a Pent‡polis, la patria de su recobrada y amada esposa. All’ tienen un hijo var—n, Architrastes (como su abuelo) y tras la muerte del anciano padre de Luciana, heredan el reino Ðque dejar‡n luego a su joven hijoÐ. Viajan luego a Tiro donde deciden vivir hasta su muerte.

 

Gonzalo de Berceo:

Posiblemente naciera antes de 1196 y estaba aœn vivo despuŽs de 1252 y probablemente hasta 1264. Naci— en la riojana villa de Berceo y su vida estuvo ’ntimamente vinculada al monasterio de San Mill‡n de la Cogolla que pose’a un importante scriptorium y valiosos c—dices latinos de donde Berceo pudo sacar el material de sus romanceamientos en cuaderna v’a. Su calidad de clŽrigo secular (Ur’a, 2000:269), aunque vinculado a dicho monasterio, iba a tener una influencia decisiva en su creaci—n pues toda su obra es marcadamente religiosa (lo cual, de alguna manera aquilata la improbabilidad de la atribuci—n del Alexandre a Berceo). Adem‡s, los temas hagiogr‡ficos que trata tienen un marcado car‡cter local: la vida de San Mill‡n, patr—n de su monasterio, o la de Santo Domingo de Silos que hab’a sido prior de San Mill‡n, o la de Santa Oria, eremita del siglo xi emparedada en el monasterio hasta su muerte. Sabemos que ostentaba el t’tulo de ÒmaestroÓ que obtuvo sin duda en la universidad de Palencia, all‡ por los a–os 1222 y 1227 segœn Brian Dutton, donde tambiŽn aprender’a esa Òmaestr’a nuevaÓ, las tŽcnicas de la cuaderna v’a, de que habla el autor del Apolonio y que ser’an la œnica forma de escritura poŽtica del poeta riojano a lo largo de su vida. Nos ha dejado diez obras que podemos dividir en tres grupos:

 

1)        Hagiograf’a: se trata de 3 vitae de santos locales: Vida de San Mill‡n de la Cogolla (h. 1230), Vida de Santo Domingo de Silos (h. 1236), Poema de Santa Oria (1252-1257) y un relato de martirio inacabado : Martirio de San Lorenzo (h. 1264), que acaso sea su œltima obra;

2)        Mariolog’a: la obra m‡s importante es sin duda la que corresponde al gŽnero, tan difundido al final de la edad media en Europa, de los miracula de la Virgen Mar’a, intercesora entre Dios y los hombres. Se trata de los Milagros de Nuestra Se–ora (redacci—n entre 1235 y 1252) considerada como la obra m‡s famosa de este poeta. Otros temas marianos aparecen en dos poemas de este apartado: El duelo que fizo la Virgen y los que han venido en llamarse indebidamente Loores de la Virgen;

3)        Temas religiosos diversos: en este apartado tenemos los Himnos (traducci—n en cuaderna v’a de 3 himnos sagrados), y dos poemas doctrinales: El sacrificio de la misa y Los signos que aparecer‡n antes del juicio.

 

Poema de Fern‡n Gonz‡lez:

                        Se trata nuevamente de una obra an—nima. Sin embargo algunos indicios nos permiten suponer que se trata de un clŽrigo secular, como Berceo, vinculado, en este caso, al monasterio de San Pedro de Arlanza. Al igual que Berceo, este autor frecuentar’a los bancos del estudio palentino donde aprender’a la tŽcnica de las Òs’llavas cuntadasÓ y donde, seguramente, descubrir’a los modelos de esta poes’a nueva, el Alexandre y el Apolonio de los que el Poema arroja varias huellas textuales claras. Es pues una obra posterior, seguramente de hacia 1250, que ha llegado hasta nosotros de manera bastante corrompida, en un manuscrito œnico, en bastante mal estado, lleno de tachaduras, copia del siglo 15 muy poco fiel pues el copista no dud— en modificar el texto, moderniz‡ndolo hasta pervertir la mŽtrica, el estilo y la lengua del Òmester de clerec’aÓ (Ur’a, 2000:316). Adem‡s, desgraciadamente, el texto no est‡ completo pues se detiene abruptamente y los editores modernos han tenido que recurrir a las cr—nicas para completar las lagunas. La relaci—n de esta obra con la historiograf’a es muy importante ya que el poema es adaptaci—n en castellano de fragmentos de cr—nicas latinas, concretamente el Epitoma Imperatorum, la Historia Turpini, el Chronicon mundi y el De rebus hispaniae. Con este material historiogr‡fico, el autor va a poetizar los or’genes de Castilla como estado independiente, a partir de la figura legendaria del conde Fern‡n Gonz‡lez, primer conde independiente del reino de Le—n. La obra consta de tres partes o secciones tem‡ticas:

1)        coplas 1-170: or’genes de Castilla. Es una especie de introducci—n muy basada en los textos historiogr‡ficos que repasa los principales acontecimientos de la historia de Espa–a desde la Žpoca visigoda y hasta Fern‡n Gonz‡lez y tiene como objetivo despertar el mito goticista, fundamento de las aspiraciones hegem—nicas de los castellanos. Si los castellanos son los verdaderos herederos de los visigodos tienen entonces legitimidad sobre leoneses y navarros para gobernar sobre el conjunto de la pen’nsula;

2)        coplas 171-573: el hŽroe Fern‡n Gonz‡lez y la Reconquista. La narraci—n se centra sobre los Žxitos militares de los castellanos frente a los musulmanes de Almanzor pero tambiŽn frente a Navarra y Le—n;

3)        coplas 574É: la independencia de Castilla. Es la parte tal vez m‡s marcadamente novelesca con episodios como las aventuras entre la condesa do–a Sancha y Fern‡n Gonz‡lez, las bodas de ambos y sobre todo, el cŽlebre episodio de la venta del caballo y el azor al rey de Le—n que ser‡ la explicaci—n legendaria de la independencia de Castilla al no poder pagarlos aquŽl a Fern‡n Gonz‡lez.

 

Ep’gonos de la cuaderna v’a

                        Reunimos en este apartado las manifestaciones tard’as de la cuaderna v’a, es decir el uso de la copla cuaderna ÒlibreÓ en los autores del siglo 14 y principios del 15. Por lo visto son muchas las obras perdidas. De entre las conservadas podemos destacar las siguientes:

 

Р           Libro de miseria de omne: de la primera mitad del siglo 14 (lengua bastante arcaica). Emplea versos de 16 s’labas (octos’labo doble). El autor romancea el De contemptu mundi (menosprecio del mundo) del papa Inocencio III (finales del siglo 12) y echa de ver un profundo pesimismo no exento de cr’tica social.

Р           Libro de Buen amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita: de hacia 1335-1340. Se trata de una de las obras maestras de la literatura medieval castellana. Es una obra densa y compleja, a menudo par—dica, que mezcla gŽneros y formas poŽticas y discursivas, lo sagrado y lo profano, las veras y las burlas. El romanceamiento clerical parte de la comedia eleg’aca del siglo 12, Pamphilus de amore. El nœcleo central de la obra lo ocupa el relato de las aventuras y desventuras amorosas del ÒyoÓ poŽtico quien contar‡ con la ayuda de una vieja alcahueta llamada Trotaconventos. Pero a este hilo narrativo se van enganchando diferentes historias, concretamente gran nœmero de ap—logos y f‡bulas. Si a esto le a–adimos la poes’a religiosa (gozos, loores, ave Mar’aÉ) y las diferentes cantigas, como las de Serrana Ðequivalencia castellana de las pastourelles francesasÐ nos las habemos con una obra muy original y dif’cil de clasificar.

Р           Proverbios de Salam—n: obra an—nima en versos bastante irregulares de cuaderna v’a, sin duda de la misma Žpoca que el Libro de buen amor o algo posterior. La base textual que romancea es el libro de la biblia El EclesiastŽs del rey Salom—n.

Р           Rimado de Palacio del Canciller Pero L—pez de Ayala: sin duda una de las figuras m‡s relevantes de las letras castellanas de la segunda mitad del siglo 14. Dotado de una cultura s—lida basada en una formaci—n tanto moral como literaria, acaso haya que considerarlo como uno de los primeros humanistas castellanos laicos. Su Rimado de palacio es una obra heterogŽnea de madurez que acab— en los œltimos a–os de su vida, al iniciarse el siglo 15, pero que incluye poemas suyos de diferentes Žpocas y temas y no tiene sino una Òunidad retrospectivaÓ (Deyermond). Es pues el œltimo gran poema de la cuaderna v’a compuesto sorprendentemente en una Žpoca en la que ya no se practicaba este tipo de poes’a pues ya estaba en pleon auge la poes’a castellana del final de la edad media, la llamada Òpoes’a de cancioneroÓ que dispon’a de un verso para la l’rica (el octos’labo o verso Òde arte menorÓ) y de otro para la poes’a grave (el verso Òde arte mayorÓ). El Rimado romancea los Moralia de San Gregorio Magno. Se trata de un poema ciertamente polifacŽtico, pero eminentemente sat’rico y moral del que hay que destacar la amarga pintura de la corrupci—n de la sociedad en la que le toc— vivir al Canciller Ayala.

 



[1]. Del Libro de Alexandre, antes citado, le viene precisamente el nombre de ÒalejandrinoÓ al verso de 14 s’labas. TambiŽn se le llamaba alexandrin en Francia al verso del Roman de Alexandre (versos de 6+6). Ambos son adaptaciones del Alexandreis de Gautier de Ch‰tillon.